Seguramente ya conoces la teoría de los cuidados de la piel y sabes que la exfoliación juega un papel crucial, pero a menudo este paso es el más complicado de incorporar en la rutina de belleza.
Quizá estos 9 motivos que te presentamos hoy te animen a integrarla en tu rutina, y verás que...
Facilita la eliminación de células muertas y estimula la renovación celular, lo cual es especialmente beneficioso a medida que envejecemos y este proceso natural disminuye.
Mejora la oxigenación celular y la circulación sanguínea. A través del masaje y la eliminación de la piel muerta, tu piel se tornará más tonificada y llena de vida.
Resultará en una piel más luminosa e hidratada. La exfoliación regular mejora la hidratación y aporta luminosidad al eliminar las células muertas.
Uniformiza el tono de la piel, aclarando pequeñas manchas y marcas de acné. La exfoliación suaviza la piel, atenuando así dichas marcas.
Estimula la producción de colágeno y elastina, restaurando la firmeza y elasticidad de la piel, un beneficio inestimable.
Atenua las finas líneas de expresión que van apareciendo, gracias al "pulido" de la piel que se produce al exfoliar, por lo que también tiene un efecto antiarrugas.
Elimina las impurezas de las pieles grasas y controla el exceso de sebo, retrasando la aparición de granos.
Previene problemas de pelos enquistados en las pieles propensas a ellos.
Prepara la piel para recibir los tratamientos posteriores en nuestra rutina, optimizando y potenciando los beneficios de estos, ya sean antiarrugas, despigmentantes, antiacné, iluminadores, etc. La exfoliación previa potencia la efectividad de estos tratamientos.
Recuerda siempre aplicar un producto tras exfoliar, lo ideal sería alguna mascarilla, pero si estás apurada, un suero intensivo o ampolla también puede funcionar.
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