Las vitaminas son sustancias imprescindibles para el funcionamiento del organismo. Están en los alimentos y su exceso o su defecto son perjudiciales para la salud.
Antes de tomar vitaminas, conviene consultar con el médico o tu farmacéutico, y no tomarlas alegremente. Hay ocasiones en las que se necesita un refuerzo de vitaminas y minerales porque ingerimos pocos o por algunas circunstancias como las siguientes:
-ciertas enfermedades o convalecencias tras cirujía -personas mayores -embarazo y lactancia -deportistas de alto rendimiento -bebés lactante (más vitamina D) -estrés -dietas no equilibradas (5 piezas de fruta / día) -vegetarianos (más vitamina B12) -falta de apetito...
Los complejos vitamínicos tienen la mayoría de vitaminas y minerales necesarios y ayudan a reducir el cansancio, mejorar el sistema inmunitario, mejorar el ánimo y el estado físico y mental, etc. No sirven para ganar peso y, como ya hemos dicho, el exceso es peligroso, como en el caso de las vitaminas A (puede crear problemas de ojos y piel) y D (puede generar problemas en riñones por exceso de calcio en sangre).
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